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A sus 26 años, esta joven madre y estudiante de la Licenciatura en Administración con énfasis en Gestión Financiera en la UNA, Sede Regional Chorotega, inspira con su historia de esfuerzo, fe y el sueño de transformar su vida y la de su hijo.

Ana Priscila Chavarría Montes nació en Nicoya y creció en Jicaral de Puntarenas. Desde hace varios años, cada semana recorre más de 50 kilómetros entre su casa y el Campus Nicoya de la Universidad Nacional (UNA). Su meta: convertirse en profesional y abrirse camino en el mundo de la gestión financiera, sin dejar de lado su rol más importante: ser madre.

“Me considero una persona esforzada, responsable y agradecida con cada oportunidad que la vida me da. Mi hijo es mi motor principal y la razón por la cual nunca he bajado los brazos”, expresó  Chavarría

Su elección de carrera no fue casualidad. Priscila entiende que la administración y las finanzas son áreas estratégicas para el desarrollo de cualquier organización, pero también una puerta para cumplir su sueño de emprender en el futuro y contribuir al progreso de su comunidad.

Un camino lleno de retos y aprendizajes

Los primeros ciclos universitarios fueron especialmente duros: cuatro días a la semana viajaba largas horas, salía de madrugada y muchas veces regresaba pasadas las 7 de la noche. A ello se sumaba la crianza de su hijo, las tareas académicas y el esfuerzo físico y mental que conlleva estudiar en condiciones de tanta exigencia.

“El mayor desafío ha sido organizarme para cumplir con mis estudios y atender a mi hijo. Cuando él empezó la escuela fue más complejo, pero nunca pensé en renunciar. Mi fe en Dios, mi amor por él y la certeza de que cada sacrificio valdrá la pena me han sostenido”, afirma.

Contar con una beca socioeconómica de la UNA fue fundamental para que Priscila pudiera enfocarse en su formación. Además, destaca el apoyo humano de sus profesores, compañeros y funcionarios de la universidad: “El Campus Nicoya refleja el humanismo que caracteriza a la UNA. He tenido docentes excelentes y compañeros comprometidos que han hecho de este camino una experiencia invaluable”.

Valores que inspiran

De su familia heredó el esfuerzo, la humildad y la gratitud, valores que se reflejan en su día a día. Su madre ha sido un pilar fundamental y una de sus grandes motivaciones, junto con su esposo y su hijo.

Priscila sueña con que su hijo la vea como ejemplo de constancia y superación. “Quiero que entienda que con dedicación y sacrificio es posible salir adelante, sin importar los obstáculos”, afirma.

Un mensaje para la juventud rural

Consciente de que muchos jóvenes de zonas rurales enfrentan limitaciones económicas y de transporte, Priscila comparte un mensaje claro: “Nunca se rindan. La educación es la herramienta más poderosa para transformar nuestras vidas y las de nuestras familias. Mientras haya salud y ganas de superarse, no hay barreras que nos detengan”.

Metas a futuro

Actualmente cursa la Licenciatura en Administración y tiene claro que su preparación no terminará ahí. Sueña con realizar una maestría y con aportar al desarrollo de su región desde la gestión eficiente de recursos, impulsando el crecimiento económico y social de su comunidad.

La historia de Ana Priscila Chavarría es un reflejo del espíritu guanacasteco: resiliente, trabajador y lleno de esperanza. Su ejemplo demuestra que, con organización, fe y amor, los sueños son alcanzables, incluso cuando el camino está lleno de retos.

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