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Los saloneros aseguraron que el proyecto de ley les afectaría muchísimo sus ingresos y por eso, solicitaron que lo sacaran de la corriente legislativa.  Foto tomada de Canva

Sector afirma que el salario es muy bajo porque no son trabajadores calificados

Cerca de 110 mil personas se verían afectadas con la propuesta legislativa

La posibilidad de que el 10% que se cobra por concepto de servicio en los restaurantes, sodas, bares u otros establecimientos comerciales no sea exclusivo para los saloneros preocupa a este sector.

Y es que en el Congreso se discute la iniciativa 24.238, liderada por la diputada liberacionista Carolina Delgado, que pretende que ese 10% se divida entre el chef, los cajeros, los baristas y otros trabajadores de los comercios, incluidos los misceláneos.

Desde la perspectiva de los saloneros, la medida resulta injusta, ya que el salario mínimo de un chef, por ejemplo, es el doble y en algunos casos hasta el triple de lo que ellos perciben, al igual que pasa con otros puestos de trabajo. 

“No queremos hacer de esto una guerra entre gremios, pero lo cierto es que un cocinero tiene un salario mínimo ante el Consejo de Salarios de 700 mil colones e incluso, dependiendo de su rango y del local donde trabaje, puede llegar a ganar hasta 3,2 millones, por lo que, no es justo que se les tenga que repartir a ellos el 10% que se cobra por el servicio”, dijo Ricardo Moreno Niño, líder de los saloneros agrupados en la Asociación Nacional de Empleados Públicos.

El pasado martes 16 de setiembre, los saloneros se manifestaron en contra de esta iniciativa, ya que consideran que la propuesta no tiene ni pies ni cabeza y pondría a los 110 mil trabajadores del sector y a sus familias en la pobreza extrema, pues el salario no les alcanzaría ni para cubrir sus necesidades básicas.

Esta no es la primera vez que los saloneros deben defender el 10%, ya que en el 2012 se aprobó una ley que pretendía que ese porcentaje formara parte del salario. Sin embargo, tras un voto constitucional, lograron que se derogara en diciembre del 2014, explicó Moreno.

Lo cierto del caso es que los saloneros no deberían ser considerados trabajadores no calificados, ya que muchos de ellos han estudiado y cuentan con otros conocimientos en ventas y servicio al cliente, entre otros.

“Cada día el mercado solicita más habilidades de nuestra parte: inglés, en algunos casos barismo, etiqueta y protocolo; y aun así no nos pagan como deberían”, aseguró Ana Lucía Chacón, salonera.

La lucha continuará en Cuesta de Moras. Incluso la diputada dio audiencia a los saloneros para esta semana y confirmó que también se reunirá con la Cámara Costarricense de Restaurantes con el fin de analizar la viabilidad del proyecto.

“Mi compromiso seguirá siendo garantizar un proceso transparente, justo y equilibrado, donde cada voz tenga la oportunidad de ser escuchada y tomada en cuenta”, dijo Delgado.

Agregó que el dinero debería repartirse de manera equitativa, sobre todo en los negocios pequeños, donde la mayoría de las cocineras son mujeres, y que también tendría que contemplar las actividades gastronómicas más complejas, como barismo, alta cocina, coctelería y otras técnicas más sofisticadas.

Por su parte, Mauricio Rodríguez, presidente de Cacore, aseguró que no tienen una posición clara sobre este tema y que incluso prefieren mantenerse al margen, ya que la propina no es dinero de los patronos, sino de los clientes.

“En la mayoría de los casos, los saloneros escogen a la persona que recibe ese 10% del servicio que está incluido en todas las comidas que se llevan a las mesas y, en un 90% de los casos, una parte se le da al cocinero porque así lo quiso el administrador o los mismos empleados. Si la comida no es exquisita, tampoco lo será el servicio. Ahora bien, si el pago se hace con tarjeta de crédito o débito, el propietario sí tiene por ley un mes para entregarlo a sus empleados”, destacó.

Muy diferente es el caso de las propinas extras que no están incluidas en el precio final; esos dineros sí se los pueden dejar los saloneros.

El futuro de la propuesta aún es incierto, pero mientras avanza la discusión en el Congreso, los saloneros advierten que no bajarán la guardia y mantendrán su oposición, al considerar que está en juego no solo su sustento diario, sino también el reconocimiento de su labor como parte esencial de la experiencia gastronómica en el país.

“Un no rotundo”

Dos saloneras también quisieron compartir su testimonio y pidieron que la propuesta se vote en contra.

Ana Lucía Chacón, Salonera
El 10% representa un 60% de nuestro salario total, por lo que quitárnoslo violenta nuestras garantías sociales. Nos piden inglés, barismo, etiqueta y protocolo, pero no nos pagan como deberían y nos ven como personal no calificado. La medida es muy injusta y atenta contra las necesidades básicas de nuestras familias. Tampoco deberían proponernos esto, que lo único que hace es pelearnos con el gremio de los cocineros.

Vivian Vars, Salonera
Tengo más de 15 años de dedicarme a ser salonera, soy madre soltera y le puedo decir que me han despedido de tres empleos por hacer valer mis derechos y que me paguen el 10% de servicio. Ahora se viene a discutir esta iniciativa injusta que nos afecta a los ingresos y a los de nuestra familia. A mí me pagan por evento y se vienen temporadas bajas, como esta, en la que el salario baja demasiado.

Para Ricardo Moreno Niño, Salonero, el efecto sería terrible, porque en un estudio reciente del sector, realizado por la Universidad Nacional, nos dimos cuenta de que un 70% de los saloneros no tienen casa propia y un 40% de las mujeres son jefas de hogar. Por eso, pedimos que esa iniciativa salga del Plenario cuanto antes. Es por eso, que estamos dispuestos a negociar con los diputados y que se deseche la iniciativa de una vez por todas.

 

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