Daniel Ruiz forma parte de esta tradición desde que tenía 3 años y es la segunda vez que se desempeña como mayordomo.
La Cofradía recibe los donativos de las personas para poder llevar a cabo las festividades.
Sus tías y demás familiares siempre han trabajado con él en estas actividades.
Era apenas un niño de tres años cuando su padre lo llevó a la Cofradía de la Virgen de Guadalupe, en el cantón de Nicoya, para que colaborara en las festividades, y hoy, para Daniel Ruiz, es un orgullo ser el mayordomo por segunda vez.
Ese puesto es de mucho honor y lo combina con su trabajo en la Universidad Estatal a Distancia, pero también es de mucho trabajo, ya que es el encargado de la organización y ejecución de todas las actividades.
El camino inicia con “La Pica ’e Leña”, a mediados de noviembre. Cientos de boyeros y hacheros se reúnen para cortar y trasladar la leña que alimentará los fogones de la Cofradía, en un desfile lleno de color, música de marimba y bombetas.
El 8 de diciembre se da la entrada de los servidores a la Cofradía, que es la única que existe en el país y se creó hace 477 años.
Luego, el 9 de diciembre, se hace un atol de maíz y se entrega a la gente más importante de Nicoya. El 10 de diciembre es la “Alza de la Ramada”, donde se levanta una estructura de madera rolliza y palma real para recibir las ofrendas.
Es aquí donde se observa la generosidad del pueblo, que dona desde dinero hasta ganado y cultivos para el sustento de la fiesta.
El 11 de diciembre se da la vestimenta de la Muñeca y de la Yegüita y, a las 12 mediodía, la pasada de la Virgen desde el templo a la Cofradía.
El 12 de diciembre se realiza la misa solemne en honor a Nuestra Señora de la Virgen de Guadalupe y la procesión solemne del Gran Cerero, y a las 7:30 p. m. la Procesión de las Candelas ilumina la noche nicoyana, simbolizando la alegría por la continuidad de la tradición.
“Para mí es un honor que me hayan reelecto, ya que esta festividad, declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de Costa Rica en 2014, es mucho más que una serie de misas; es un sistema de vida, organización y memoria histórica que fusiona las raíces indígenas chorotegas con la evangelización franciscana iniciada en 1544”, destacó.
Lo que distingue a la Cofradía de Nicoya de otras organizaciones religiosas es su estructura jerárquica y su método de elección.
La organización cuenta con puestos con nombres que mezclan el español y el chorotega, como el Mayordomo (máxima autoridad), el Nacume (término chorotega para jefe o señor), el Prioste y los Diputados.
El rasgo más distintivo es el papel de la mujer. Según la tradición, todos los nombramientos son presentados y elegidos por las mujeres cofrades, quienes, debido a los orígenes matriarcales de los chorotegas, tienen el derecho exclusivo de votar a partir de los 15 años en la elección que se realiza cada 12 de diciembre, a las 6:00 p. m.
Daniel es sobrino de Carlos Araúz Ramos, quien durante años se ha encargado de ayudar también con esta festividad.
“Se da un ajetreo de los cofrades y el hormigueo que cunde en la casa de la Virgen, simbolizan y evocan la añoranza ancestral de una tradición que tiene sus raíces en la antiquísima Fiesta del Sol. Estas celebraciones, de casi cuatrocientos setenta y siete años de vigencia, sin discusión engalanan portentosamente el pintoresco folclor religioso de Guanacaste”, destacó.