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  • Inversiones en salud tienen efectos positivos directos en la calidad de vida, productividad, y desarrollo económico de los países por lo que no deben verse como un gasto.
  • Contar con sistemas de salud financieramente sólidos, requiere contar con una mayor y mejor inversión.

La Economía de la Salud en países como Costa Rica, Guatemala, Panamá y República Dominicana, es más fuerte que en otros países de Latinoamérica e impacta positivamente la situación socioeconómica de los países y de las personas. Así lo demuestran los estudios realizados por la Federación Centroamericana y del Caribe de Laboratorios Farmacéuticos (Fedefarma), en el que evidencian la contribución significativa al Producto Interno Bruto (PIB) y a la generación de empleo que genera el sector salud, lo que le  convierte en parte esencial de la productividad y desarrollo económico de los países de la región. 

Como parte de los proyectos que promueven la sostenibilidad de los sistemas de salud de la región, Fedefarma realizó en conjunto con las empresas Sanigest International y WifOR Institute, dos estudios que exponen la realidad de estos países y abordan tres temas relevantes: el estado de la economía de la salud, la inversión en salud, y la gestión presupuestaria en los sistemas de salud.

Una de las principales conclusiones arrojadas por los estudios, radica en que la inversión en salud impacta directamente en la economía de los países y que, actualmente, los porcentajes de inversión asignados y las prácticas de gestión presupuestaria aún necesitan de un esfuerzo colaborativo para llegar a su máxima eficiencia. Para cambiar esto, el primer paso es hacer visibles las diferencias y estimular la toma de decisiones, que pongan en marcha acciones y estrategias destinadas a invertir más y ser más eficientes en el uso de los recursos. 

Para Fedefarma, estos resultados no son novedad, ya que siempre ha trabajado por promover sistemas de salud eficientes en la región, a través del uso óptimo de los recursos asignados al sector de salud pública, con el fin de que la población tenga acceso a servicios innovadores y de calidad.  Sin embargo, esto debe estar unido a un plan que genere un mejor aprovechamiento de los recursos, y promueva un cambio de paradigma de los gobiernos, para que dejen de ver la inversión en salud como un gasto y la vean como una inversión a largo plazo que se traducirá en crecimiento socioeconómico. 

La inversión en salud como potenciador de desarrollo de los países

WifOR Institute en su estudio “El estado de la Economía de la Salud en Costa Rica, Guatemala, Panamá y República Dominicana” analiza el papel importante de la Economía de la Salud en la región Latinoamericana, y señala cómo el sector de la salud contribuye a una mejor salud para la población, así como a la riqueza global de la sociedad. 

En su estudio, Wifor destaca que estos países contribuyen entre un 7% y hasta un 10.5% del PIB, creando una huella económica de más de 50 mil millones de dólares; más que el PIB boliviano. Además, provee empleo al 10% de la fuerza laboral, generando alrededor de 2.2 millones de empleos en toda la región, que es mayor a la fuerza laboral de Uruguay.  

Esto es un claro ejemplo del impacto que tiene la inversión en salud en el retorno a la sociedad y su impacto económico al evidenciar su aporte al PIB; pero principalmente en su contribución para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, con miras a asegurar una vida saludable y fomentar el bienestar de todas las personas.  

Sin embargo, los países de la región siguen teniendo desafíos por superar en materia de acceso y cobertura de los servicios de salud, así como en la inversión y ejecución del presupuesto. La cobertura de la población por parte del sistema de salud es un tema que en los países presenta diversas situaciones, ya que se tiene para el año 2020 una cobertura en Costa Rica del 92%, República Dominicana 71%, Panamá 63%, y Guatemala con sólo un 17% de la población.

Ejemplo de ello, es que la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que el déficit de inversión en los países de ingresos bajos y medios para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) orientados a la salud pública es cercano a los US$371 mil millones. Un menor presupuesto por país para el rubro sanitario representa un menor acceso de los ciudadanos a tratamientos innovadores, lo cual impacta directamente en su calidad de vida y amplía la brecha con los países desarrollados. 

Por otra parte, la promoción del acceso a los servicios de salud tiene un gran potencial para elevar los niveles de ingresos, productividad, capital humano y la esperanza de vida. Existe una relación significativa entre las intervenciones en salud pública y los ingresos de los individuos, así como el efecto en el acceso a tratamientos médicos y en el aumento en la participación escolar.

Los beneficios que tienen las inversiones en salud en los niveles de escolaridad de los países permiten que los niños sanos se mantengan más tiempo en el sistema educativo, beneficiando su futuro en términos socioeconómicos. En general, se estima que la escolaridad puede aumentar hasta en 7 puntos porcentuales si se realizan intervenciones tempranas de salud.

Otro gran beneficio de las inversiones adecuadas en el sector salud es el hecho que la Economía de la Salud es un importante empleador, como demuestra el estudio, y tiene el potencial de crear más puestos de trabajo con mejores estrategias de inversión, fortalecimiento competitivo y generación de capacidades de producción tecnológicas, al asegurar un mercado amplio y estable

En lo que respecta al acceso a internet esencial para la implementación de la salud digital, los países tuvieron mejores resultados que el promedio en Latinoamérica y el Caribe con un 80.5% de acceso en Costa Rica y 76.9% en República Dominicana, mostrando oportunidades para las herramientas digitales de salud en estos países. Sin embargo, con 64.4% y 50%, Panamá y Guatemala resaltan la necesidad de inversiones adicionales para poder aprovechar plenamente las oportunidades ofrecidas por las soluciones sanitarias digitales. 

Es así como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) estimó que, con sistemas de atención en salud más eficientes, “la esperanza de vida en los países Latinoamericanos y del Caribe podría aumentar en cuatro años, en promedio”.  Para esto, es fundamental apostar por las herramientas digitales para asegurar la eficiencia, ya que crean amplias oportunidades para mejorar el acceso a servicios médicos, así como a la calidad de atención y a la cobertura.

El presupuesto como herramienta estratégica 

El “Estudio sobre inversión y presupuestos en Salud en Costa Rica, Guatemala, Panamá y República Dominicana” desarrollado por Sanigest International, evaluó las prácticas locales versus las buenas prácticas internacionales referidas a la gobernanza presupuestaria.

A raíz de esto, se logró visualizar que en los cuatro países analizados el gasto público en salud en el año 2021 osciló, en el caso Panamá y Costa Rica entre el 5% y 5,3% del PIB, respectivamente; mientras que República Dominicana y Guatemala requieren un esfuerzo adicional ya que invierten solo un 2,7% y un 2,4% del PIB, respectivamente. Según recomendaciones de organismos internacionales, el porcentaje del PIB que se invierta en salud pública debe como mínimo aumentar en la misma proporción que aumenta el PIB en los países, práctica que no se aplica.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) recomienda que el gasto total en salud sea como mínimo del 9%, porcentaje que ningún país de Latinoamérica alcanza. En la región centroamericana, la inversión en salud pública es en promedio de un 3,8% del PIB, también por debajo del mínimo 6% del PIB recomendado por la OMS. 

Por otro lado, entre las principales afectaciones que esto tiene en los sistemas de salud y en la calidad de vida de los pacientes ponemos mencionar:  una atención primaria inadecuada e ineficiente, largas listas de espera, y mal manejo de la prevención y tratamiento de las enfermedades crónicas y raras, entre otras. 

Por lo que no es de extrañar que, debido a las dificultades que presentan los pacientes de la región para acceder a los sistemas de salud, el gasto de bolsillo en el que incurren las familias de la región va en aumento en relación con el gasto total en salud. En el caso de Guatemala éste es de un 56%, siendo el más alto de región, seguido de República Dominicana con un 47%, Panamá  con un 28% durante el periodo de 2017-2020; Costa Rica con un 20%.  Estas cifras, a excepción de Costa Rica, sobrepasan el 20,6% recomendado por la OCDE.

A pesar de que los 4 países se desempeñan adecuadamente en materia de confiabilidad del presupuesto y transparencia de las finanzas públicas, sigue siendo un desafío asegurar la sostenibilidad de los sistemas de salud en el tiempo y la cobertura adecuada; lo que se puede lograr con una mejor administración de los recursos económicos. 

Esto implica revisar los vicios presupuestarios de los sistemas de salud, como es el caso de las remuneraciones y transferencias corrientes que abarcan hasta un 77% del presupuesto de las instituciones públicas. 

Además, las fuentes de financiamiento no han avanzado al ritmo de los cambios demográficos y epidemiológicos. Así lo demuestra la falta de liquidez de los servicios de salud, la duplicación de los procesos de compras, la morosidad y la informalidad laboral, las cuales son algunas de las áreas de atención identificadas en los cuatro países a lo largo del estudio. 

Ante esto, Fedefarma en conjunto con Sanigest, proponen implementar mecanismos presupuestarios vinculados a logros cuantificables a corto y mediano plazo, que ayudarán a promover aún más la eficiencia y la efectividad del sector público. Aspecto que toma mayor relevancia en nuestra región debido a que los gobiernos suelen contar con recursos limitados que obligan a establecer estos mecanismos.

Soluciones colaborativas permitirán la modernización y sostenibilidad de los sistemas de salud de la región

El aporte de la Economía de la Salud al desarrollo de los países es notorio y destaca como un sector al que a lo largo de toda su cadena de valor genera ingresos, empleo y bienestar.  Sin embargo, la experiencia internacional indica que un aumento en los recursos no necesariamente conduce a un mejor sistema de salud, en ausencia de herramientas para medir y mejorar los resultados. Así lo concluye el estudio de Sanigest. 

Actualmente, los gastos en salud insuficientes e ineficientes son un problema grave que necesita ser abordado por las autoridades nacionales y los distintos sectores de la sociedad de los países de la región; y para contar con sistemas de salud más robustos y saludables financieramente es imperativo realizar un uso eficiente de los recursos y la agilización de trámites, así como adoptar modelos de compra que permitan el acceso a medicamentos y tratamientos de calidad e innovadores, entre otros aspectos.   

Los datos de estos estudios son muy importantes para la toma de decisiones, y para la innovación en diferentes tecnologías que puedan mejorar la gestión sanitaria y la asignación de recursos para la Economía de la Salud. 

Si los países desean cumplir con su compromiso con el Objetivo de Desarrollo 3 (Salud y Bienestar), se debe comprender que las inversiones en salud tienen un impacto en el desarrollo, a la par de su impacto económico, y desempeñan un papel decisivo para alcanzar los ODS.

Por este motivo, Fedefarma, ha compartido estos resultados con las autoridades de salud correspondientes, y se compromete a seguir trabajando en conjunto con ellas, para encontrar soluciones colaborativas e integrales que permitan la modernización y sostenibilidad de los sistemas de salud de la región. 

Concluyendo, parte de las recomendaciones dadas son:  

Recomendaciones

  1. Las fuentes de financiamiento no han evolucionado al mismo ritmo para responder efectiva y consecuentemente con los cambios demográficos y epidemiológicos. Este desfase debe ser considerado como una señal de alarma al momento de la definición de estrategias innovadoras que mejoren el financiamiento y la calidad del gasto:  los países deben invertir más y mejor en la salud pública de manera sostenida.

  2. Tener una mayor y mejor inversión en salud pública para lograr beneficios como:  prevención de enfermedades, mayor acceso a atención médica y a medicamentos de calidad, existencia de sistemas de datos, mejoras en la infraestructura, incentivo al turismo médico, mayor productividad, atracción de inversión extranjera y mayor competitividad, según lo indican expertos y organismos internacionales como OPS y el BID.

  3. La OCDE propone diez principios de buena gobernanza presupuestaria tomando como base una síntesis de buenas prácticas aplicadas en sus países miembros. Estos principios proporcionan una orientación para el diseño, implementación y mejora de los sistemas presupuestarios que garanticen la utilización efectiva de los recursos públicos. Entre otros aspectos, se debe poner atención en: 

  • el nivel, composición y calidad del gasto; 

  • su distribución por grupos de edad, ingreso y zonas geográficas; 

  • las fuentes e instrumentos de financiamiento; 

  • los mecanismos de asignación y control de resultados; 

  • así como la sostenibilidad del gasto a nivel familiar y de país. 

  1. Las instituciones de seguridad social deben reforzar las áreas de administración financiera y la aplicación de auditorías, ya que la correcta gestión de los presupuestos y mantener una inversión adecuada, dentro de los parámetros recomendados por los organismos internacionales, permite garantizar la sostenibilidad y mejoría de los sistemas de salud.  Se debe tener en cuenta que la mejora de la salud afecta positivamente a la situación socioeconómica individual y global, en el sentido de lograr un mejor tratamiento, mejor prevención, mejor situación de vivienda, incremento en la productividad, y mejoramiento de la calidad de vida de la población.

  2. Se recomienda impulsar la “gestión por resultados” que precisa el establecimiento de planes estratégicos con metas cuantificadas y un costeo adecuado, e indicadores de desempeño de sus principales programas y metas. La Gestión por Resultados (GpR) es una orientación de la administración pública, que propone que todos los recursos y esfuerzos del Estado estén dirigidos al logro de resultados, para el bien de la población. 

  3. Es necesario priorizar la creación de mejores marcos regulatorios para permitir la innovación en cooperación con el sector privado y, por lo tanto, atraer la inversión en salud desde otras fuentes. 

  4. Desarrollar un mayor y equitativo acceso a las tecnologías sanitarias es necesario, integrando los sistemas de salud a través de procesos de digitalización

  5. Los países deben de abordar las deficiencias estructurales en su infraestructura digital, e implementar servicios digitales para hacer frente a los crecientes costos de salud. 

Para Fedefarma, es fundamental que se establezcan de manera coherente y sistemática las prioridades ajustadas a las realidades actuales y perspectivas futuras de los países, logrando un uso efectivo de los recursos y manteniendo una inversión adecuada en salud pública, dentro de los parámetros recomendados por los organismos internacionales, lo cual permitirá garantizar la sostenibilidad de los sistemas de salud y una mejor calidad de vida para la población.


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