El hallazgo de uranio enriquecido al 60 % en Irán ha encendido las alarmas internacionales, ha reactivado un conflicto geopolítico de larga data con Israel y avivado temores sobre una posible escalada con repercusiones globales. Así lo advirtió Esteban Picado Sandí, físico nuclear del Programa LabFA del Departamento de Física de la Universidad Nacional (UNA), durante su análisis sobre los riesgos de un conflicto atómico
El hallazgo de uranio enriquecido al 60 % en Irán ha encendido las alarmas internacionales, ha reactivado un conflicto geopolítico de larga data con Israel y avivado temores sobre una posible escalada con repercusiones globales. Así lo advirtió Esteban Picado Sandí, físico nuclear del Programa LabFA del Departamento de Física de la Universidad Nacional (UNA), durante su análisis sobre los riesgos de un conflicto atómico
Periódico Mensaje
El hallazgo de uranio enriquecido al 60 % en Irán ha encendido las alarmas internacionales, ha reactivado un conflicto geopolítico de larga data con Israel y avivado temores sobre una posible escalada con repercusiones globales. Así lo advirtió Esteban Picado Sandí, físico nuclear del Programa LabFA del Departamento de Física de la Universidad Nacional (UNA), durante su análisis sobre los riesgos de un conflicto atómico
¿Línea roja?
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) confirmó recientemente que Irán posee 408 kg de uranio enriquecido hasta un 60 %. Esta cifra excede ampliamente los niveles permitidos para fines civiles (que van del 2 % al 5 %) y, según Picado, “marca un umbral técnico excepcionalmente delicado: ese uranio no sirve para reactores civiles, pero sí constituye el paso inmediato hacia fines militares, al estar muy cerca del 90 % necesario para construir armas nucleares”. Además, en el mismo informe del OIEA, se reportaron trazas de material fisible en recintos no declarados como instalaciones nucleares.
Este avance se da tras el colapso del acuerdo nuclear de 2015 (JCPOA), que limitaba estrictamente el programa nuclear iraní a cambio del levantamiento de sanciones. La salida unilateral de EE. UU. en 2018 debilitó gravemente ese pacto y abrió paso al actual incremento de tensiones.
Tras el informe del OIEA del 31 de mayo de 2025, difundido el 13 de junio, Israel lanzó ataques selectivos contra puntos estratégicos del programa nuclear iraní, incluyendo las instalaciones de Natanz e Isfahan. Según fuentes israelíes, al menos 14 científicos nucleares iraníes han muerto en lo que llevamos del presente conflicto.
“La ofensiva israelí se inscribe en la doctrina Begin, formulada en 1981, la cual es una política de ataques preventivos destinada a impedir que una amenaza existencial, en este caso, un Holocausto nuclear, se materialice contra la población de Israel. Evidentemente, esta postura no es avalada por ningún órgano internacional; es una decisión unilateral de los gobiernos de Israel”, indicó el experto.
Aunque el objetivo de Israel fue detener el avance del programa nuclear iraní, los ataques provocaron una respuesta de gran escala. Irán sorprendió a la inteligencia internacional por la cantidad, alcance y precisión de sus misiles, así como por su capacidad de vulnerar el sistema de defensa conocido como “Cúpula de Hierro”. A la fecha, los combates continúan con gran intensidad, impactando gravemente a la población civil de ambos países y generando inestabilidad en los mercados internacionales, en particular en los precios del crudo y del gas.
Escenarios ante un posible escalamiento
Picado advierte sobre tres posibles escenarios, desde el punto de vista nuclear, si las hostilidades se intensifican:
Afectación local: La destrucción de plantas de enriquecimiento de uranio, especialmente las que manejan hexafluoruro de uranio (UF6), puede liberar sustancias tóxicas y radiactivas, con graves consecuencias para la salud humana, los mantos acuíferos y los ecosistemas.
Afectación regional: Un ataque directo a plantas nucleares como las ubicadas en Dimona (Israel) o en Bushehr (Irán) podría desencadenar desastres comparables a Chernóbil o Fukushima, con liberación masiva de material radiactivo.
Afectación global: El uso de armas nucleares no solo causaría devastación y contaminación en las zonas impactadas, sino que convertiría a Medio Oriente en el epicentro de un ‘invierno nuclear’, un fenómeno climático provocado por la inyección de hollín, polvo y escombros en la estratósfera tras múltiples explosiones. Esto desencadenaría una drástica caída de temperaturas, alteraciones en el ciclo del agua, pérdida de cosechas y crisis humanitarias a escala global.
“Muchos estudios y simulaciones muestran que cualquier escenario militar de intercambio nuclear genera alteraciones ambientales a escala planetaria, con impactos negativos, de magnitud variable, sobre cultivos y ecosistemas. En los casos más severos, estos efectos pueden conducir a hambrunas, migraciones masivas y colapsos humanitarios.”, advirtió Picado.
¿Diplomacia?
Irán, por su parte, sostiene que su programa nuclear tiene fines defensivos frente a la amenaza israelí, país que no ha firmado el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) ni permite inspecciones internacionales a sus instalaciones nucleares militares. Existe, además, un amplio consenso internacional sobre la existencia de un arsenal nuclear israelí no declarado, compuesto por decenas (o incluso cientos) de ojivas, lo cual desequilibra aún más la situación estratégica en la región. Incluso, se teme que si Irán llega a abandonar el TNP, países como Arabia Saudita y Turquía podrían iniciar sus propios programas nucleares, incrementando el riesgo de una carrera armamentista regional.
“El OIEA cumple un papel técnico clave en la verificación nuclear, pero sus informes no están exentos de tensiones políticas. Mientras Irán ha permitido inspecciones con restricciones, y quizá ocultaciones, Israel mantiene una postura de plena opacidad. Aunque el OIEA no tiene mandato militar, sus reportes han sido usados por algunos estados para justificar acciones ofensivas, como ocurrió tras su último informe sobre Irán”, señaló Picado.
La escalada actual arrastra a potencias globales hacia una crisis que exige diálogo inmediato. “Estamos ante una guerra de arsenales poderosos, respaldados por alianzas internacionales, lo cual dibuja un paisaje peligroso para la humanidad. Como siempre, quienes terminan perdiendo son y serán los pueblos. Por eso debemos seguir alzando la voz en favor de la paz”, concluyó.