La baja escolaridad de la fuerza la- boral es un problema persistente en Costa Rica. Esta situación no solo se presenta entre los trabajadores que ya tienen empleo, sino también por los que están por integrarse al mercado de trabajo, es decir, los que buscan empleo por pri- mera vez.
El Decimonoveno Informe Estado de la Nación revela que la persistencia de un núcleo duro y amplio de personas no cali- ficadas en el mercado laboral limita la movilidad hacia empleos mejor remunerados, y además pone freno a las aspiraciones de incrementar la productividad del país, in- cluso en los sectores que actúan como mo- tores de crecimiento del PIB.
En el periodo 1987-2012- la composición del total de ocupados no varió de mane- ra significativa. En 2012, el 60% de ellos eran trabajadores no clasificados ( con secundaria incompleta o menos). Reducir esta cifra en dieciséis puntos porcentuales le ha tomado al país veinticinco años (76%
en 1987),lo cual sugiere que los avances en la educación han sido insuficientes para generar un transformación notable en la fuerza laboral.
Asimismo, en el segmento de personas que buscan trabajo por primera vez, y en un período similar al señalado arriba (1987-2009), la participación de los no calificados no dio señales de descender. Tanto en este grupo como en el de los ocu- pados el porcentaje de personas que han
logrado terminar la secundaria sigue representando menos del 40% del to- tal de trabajadores.
Luego de la crisis del período 2008- 2009,la generación de nuevo puestos de trabajo no ha logrado cubrir las pérdidas registradas en los segmen- tos más vulnerables, de modo que los trabajadores menos calificados siguen representando un alto por- centaje de la población desemplea- da (75%).Lo empleos creados en los años siguientes a la crisis no alcanzan para compensar los perdidos durante ella.
Entre 2010 y 2012 se ofrecieron 37,11 nuevos empleos en esta cate- goría, cifra inferior a los 47,759 que
dejaron de existir entre 2008 y 2009.
Esta tendencia se mantuvo en el 2012:se generaron 50,290 puestos para personas calificadas, casi 10,000 más que en el año previo. En cambio, se perdieron 27,565 empleos no calificados.